No tengo la
sensación de que haya cambiado nada con las manifestaciones de hoy.
Me explico;
el PP tiene la mayoría absoluta y puede gobernar sin tener en cuenta a quien se
manifiesta. Y por otro lado, tiene esa mayoría absoluta porque al PSOE le han
dejado de votar cuatro millones de personas. Porque el PP –no hace falta más
que mirar los números de las elecciones- apenas sacó quinientos mil votos más.
O sea, que hay medio millón de personas más que le apoyan y cuatro millones que
no apoyan al PSOE. Lo cual quiere decir que toda la masa de manifestantes que
hoy se ha lanzado a la calle son en su mayoría gente que no ha votado PSOE.
Esto al PP no le da el menor de los sustos. Se lo daría que se manifestaran sus
votantes; pero estos parece que están muy satisfechos.
Por otra
parte a mí lo de los sindicatos me parece propio de un patético baile del
minué. Estos sindicatos con sus cargos liberados, no representan a nadie salvo
a sus prebendas. La huelga salvaje que hicieron en Barcelona-coincidió que
estaba yo entonces allí- les creó una imagen de fanatismo que deberían mirarse,
y por otro lado dan grima con la corbata, la chaqueta, el reloj de marca y el
pantalón de tienda de marca. Si Marcelino Camacho levantara la cabeza se
volvería a morir de asco.
A Rajoy le
importa un carajo la huelga; su único referente es el Capitán Sarkmerkel.
Ya sé que soy
heterodoxa, sí; pero pensar o decir que estas manifestaciones indican un cambio
es de una ingenuidad propia de quinceañeros.
Y yo estoy
mayor.
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