Un rey caza y se rompe
la cadera en este abril roto;
Mientras aplauden las crónicas devaneos en rosa,
Y se torna la lluvia agria en los cartones donde nunca
caminan
Salvo las pisadas pobres que no salen en los periódicos.
Pero usted no diga nada, nunca diga nada, amordace
El desaliento de este gris indiferente a las mantas
Que no arropan al rumano que pide en su esquina
Esquinero de la miseria y el olvido bajo el agua.
Escriba sobre Perú, sobre Bolivia, sobre Somalia;
Los réditos de la compasión a distancia tienen dividendos;
Nunca nos comprometen salvo a terminar bien el poema;
Mientras un rey se divierte y el rumano se arrebuja.
El sábado así podrá deslizarse en paz con su conciencia;
Sin mirar al lado ni una sola vez; decentemente situado
En la neutralidad del poema comprometido con el abstracto;
Mientras se tapa la boca para no vomitar el mal olor
Que hay en su propia calle; como una huella indeleble.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Ni insultos ni groserías. Disentir todo lo que gustes.